La Ciudad comenzó en enero de este año con la restauración del Patio Andaluz del Rosedal de Palermo. Después de nueve meses de intenso y prolijo trabajo, se ha conseguido finalizar con el objetivo propuesto. Apuntando en la puesta en valor esta fenomenal obra artística, con un criterio de restauración conservativa integral. Respetando la originalidad genuina de sus componentes.
Fue inaugurado el 13 de octubre 1929 y desde el año 2008 no se realizaba una intervención tan minuciosa como la que se ha ejecutado en esta oportunidad. La descripción más acertada lo define como un espectacular jardín histórico. Que atesora entre su fastuoso bagaje artístico, una variedad enorme de elementos tan valiosos y representativos como azulejos originales, con temáticas inspiradas en El Quijote de Cervantes y a escenas de la vida española clásica, algunas de ellas muestran a: peleas o duelos entre caballeros antiguos y el trabajo de alfareros, como ejemplos.
Los trabajos realizados en la intervención
En la fuente central (donde se puede ver la histórica dedicatoria que transcribiremos más abajo): fue repuesto el pico vertedor, consolidados los relieves y se efectuó un tratamiento especial sobre la taza, que le impostó una unidad cromática visual, continuando con una fuente secundaria, ocho escaleras, los pisos fueron restaurados y solucionados los hundimientos y roturas. También se intervinieron los barandales, columnas de hierro, la pérgola, ocho bancos interiores, cuatro exteriores, y doce bancos ubicados en los caminos y frente al lago.
La idea de este singular patio, se comienza a engendrar en año 1923. El intendente de esa época, Carlos Noel le encarga al arquitecto y paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier, la responsabilidad de diseñar acciones para mejorar los espacios verdes porteños. Entre otras propuestas, destacó la necesidad de dotar al Rosedal de un “jardín español”.
Coincidiendo con la decisión del Círculo Andaluz de Buenos Aires, que estaba intentando un proyecto similar, tratando de lograr el apoyo del Ayuntamiento de Sevilla, para comprometerse en participar en el proyecto de un patio español en Buenos Aires, como homenaje y evocación a su tierra natal de la colectividad sevillana. Contribuyeron desde el Ayuntamiento con una glorieta diseñada por Juan Talavera, el meritorio artista sevillano. La cual se había inspirado en el patio y jardín del Asilo de los Venerables Sacerdotes, de la antigua judería de Sevilla.
El primer envío de los materiales para ser armados en Buenos Aires, llegó a su puerto en el mes de marzo de 1926 en el buque Mont Genèvre. Su cargamento incluía los primeros materiales para el inicio de la obra: 40 bultos con un peso total de 2.149 kilos con columnas y herrajes de la glorieta a construirse en El Rosedal. En otro viaje llegarían los azulejos y mosaicos originales con motivos alegóricos a El Quijote y a escenas de la vida española clásica.
El Patio Andaluz es uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y de los más visitados por vecinos y turistas. Ya es parte indivisible de la más genuina historia de la Ciudad de Buenos Aires. Siendo un elemento representativo del merecido homenaje a una de las colectividades más numerosas que poblaron este territorio y generaron su identidad y crecimiento. Junto a las de otros orígenes de lo más diversos, porque el porteño es el resultado de la mezcla de un variado crisol de razas, que se convirtieron en su población.
La dedicatoria del Ayuntamiento de Sevilla en la fuente principal: “A la caballerosa y opulenta Ciudad de Buenos Aires en testimonio de comunicación espiritual, Sevilla ofrece esta muestra de la industria de Triana, el barrio de los laboriosos alfareros y los intrépidos navegantes”. La cual significa lo importante que resultaba nuestro país, como destino, para los habitantes del continente europeo. Por Francisco Grillo