De la mano de Facundo Campazzo, el seleccionado argentino de básquet, se clasificó campeón de la AmeriCup por tercera vez. Luego del último título obtenido hace once años en Mar del Plata. Esta fue la vencida, de las dos finales anteriores, que perdiera, en las finales de 2015, contra Venezuela en México y de 2017, contra Estados Unidos en Córdoba.
La selección blanquiceleste del baloncesto volvió a la senda de los grandes éxitos. Alos que se había acostumbrado con la aparición de la “generación dorada” que se caracterizó por su juego y la capacidad de sus integrantes, Que llenaron de trofeos las vitrinas argentinas. El paso del tiempo dejó afueras a los gigantes que nos representaron en los últimos tiempos. Es difícil el recambio. Pero con trabajo y seriedad, sumado a la formación técnica de nuestros jugadores, de apoco, nos están llenando el corazón de esperanza.
El resultado de este campeonato, es muy satisfactorio, porque podemos apreciar que se está formando un conjunto, que puede convertirse en un rival de cuidado para enfrentar a los más encumbrados. Todo lleva su tiempo, vamos por el buen camino. El equipo llegó a jugar este torneo en Recife, un poco después del cambio del entrenador Néstor “Che” García, por motivos de una falta de empatía entre el técnico y los jugadores. Fue reemplazado por Pablo Prigioni, que era uno de sus ayudantes.
Se ha establecido una buena comunicación de este último con el plantel. Se dejaron de lado las rispideces y se consiguió afianzar un grupo sólido para enfrentar los desafíos. A lo largo del campeonato, tuvo un andar parejo que alcanzó su punto culminante al jugar con los EE.UU. en semifinales. Dejó afuera de la final a los yanquis con un resultado de 82-73. Lo cual lo clasificó para disputar la final con el local. Otra vez Brasil en Brasil. Como en la Copa América del fútbol. Otra vez le ganamos a nuestro eterno rival, en su casa. Uno de los placeres de los dioses, para disfrutarlo. Y mirar al futuro con la convicción de que se está armando un grupo interesante de jugadores para representarnos en los torneos internacionales.
El primer logro en importancia, obtenido en Recife, fue ganar la final después de dos intentos frustrados. En 2015, frente a Venezuela en México, En 2017 con EE.UU. en Córdoba, Argentina. Dos finales perdidas al hilo y la tercera consecutiva, fue la vencida. La ganamos. en el curso de un torneo dónde, además nos dimos el gusto de tomar revancha de la derrota proporcionada por EE.UU. Jugando como locales en Córdoba. Es indudable que tenemos razones sobradas, para estar satisfechos con esta selección. La frutilla del postre, fue ayer con el triunfo sobre Brasil, en un reñido encuentro. cabeza a cabeza y con final ajustado, 75-73.
Lo que habla de la grandeza del rival y del valor que tiene esta victoria para nuestra selección. Lo más destacable es que se estando empezando a gestar en este equipo, el juego que caracterizó a las últimas formaciones exitosas de nuestro básquet. Esta es la tercera medalla de oro que se obtiene en esta competencia, anteriormente denominada Torneo de las Américas o FIBA América, desde el año 2017, se la menciona como la AmeriCup.
En el total de las medallas obtenidas en el historial de la copa, se completan catorce, sumando las seis de plata y las cinco de bronce. El plantel estuvo integrado por los siguientes jugadores: Gabriel Deck (21,2 puntos), Nicolás Laprovíttola (16,5), Facundo Campazzo (12,3), Leandro Bolmaro (7,3), Juan Pablo Vaulet (7,0), Nicolás Brussino (6,7), Marcos Delía (6,0), Carlos Delfino (5,2), Tayavek Gallizzi (2,2), José Vildoza (2,2), Máximo Fjellerup (0,0) y Tomás Chapero (0,0).
Por Francisco Grillo