Con la insólita perdida del primer partido, contra Arabia Saudita, del grupo C de la primera fase clasificatoria, la Selección Argentina se propuso ganar todos los partidos. Era la única manera de clasificar a octavos. Lo logró y salió a matar o morir.
Así clasificó para octavos, allí se enfrentó a Australia, le ganó 2 a 1 y ahora jugará con Países Bajos, el 9 de diciembre a las 16 horas. La tarea no fue sencilla. Después de la derrota con Arabia Saudita, el consolidado grupo, que conforman los jugadores y el equipo técnico, se propusieron y juramentaron, revertir la situación. En el segundo partido de la fase de grupos, le tocó México.
Un equipo muy difícil. Con mucha marca y replegado atrás, ofreciendo muy pocos espacios. Argentina con la posesión del balón, con paciencia y frialdad, esperó el momento adecuado sin desesperación. Este se presentó a los 18 minutos del segundo tiempo, en un instante que descuidaron a Messi al que llegó un pase quirúrgico del otro mago, el “Fideo” Di María, el cirujano Messi resolvió de manera magistral. El segundo llega a los 41 minutos del ST, Enzo Fernández, con su ingreso, le cambió la cara al equipo.
Lo confirmó en ese minuto cuando recibe una pelota de Messi, entra en el área, elude con una bicicleta a Erick Gutiérrez y define, como los grandes, dejando sin chances al arquero. Con este triunfo se encaminaba el equipo al desafío de clasificar. Llega el partido con Polonia, del miércoles 30 de noviembre. El planteo de nuestra Selección volvió a la propuesta, que estaba presentando en el largo período, donde además de mantener el invicto durante una treintena de encuentros, culminó con la obtención de la copa “América”, ganando la Final con Brasil en el Maracaná y después en Wembley, la “Finalissima” contra Italia.
Argentina estaba consolidado y fortalecido con la posesión de la pelota. Una manera de controlar el partido teniendo la pelota en su poder, la mayor cantidad de tiempo. Cuanto más la tenemos, menos oportunidades para los rivales. No solo para eso, sino para sorprender con las distintas velocidades, ritmos y dinámica. Sorpresivos, cambios de frente, circulando el balón por todo el terreno de juego y provocando desequilibrios con pases filtrados y punzantes a los espacios que se liberan en algún momento.
Sea bueno o no, es el estilo en el que se maneja y les da resultado. A los 38 minutos, el arquero Wojciech Szcaesny, le atajó un penal a Messi. Así, a pesar del cerrojo impuesto por Polonia, en algún momento, se produciría la llegada definitoria de la selección. Después de ejercer una clase magistral de cómo se juega con la posesión del balón llegó el minuto 46, en la primera jugada del segundo tiempo, una llegada de Molina hasta el fondo, genera un pase hacia atrás, al medio del área, donde conecta Mac Allister un furibundo disparo que vence al buen arquero polaco.
Luego completa Julián Álvarez, que convierte en gol un pase de su compinche Enzo Fernández. En esta oportunidad, la selección realiza su mejor actuación, hasta el momento, en Qatar. Volviendo a las fuentes, recuperando su estilo y sometiendo a los rivales al imponer, con convicción, su manera de jugar. Pasamos a octavos y nos enfrentamos, ayer sábado 3 de diciembre con Australia. Otro rival duro y difícil. Con un esquema parecido a Polonia, pero con más posibilidades de llegar de contragolpe.
Argentina salió a imponer el control a través de su juego y fue manejando el partido frente a un rival muy duro en la marca. Hasta el minuto 34, donde Messi, desde el centro del área grande, filtra un misil que pasa entre las piernas de uno de los varios jugadores australianos que se interponían, entre él y el arco. Se necesitaba abrir el juego y Messi lo realizó. En el segundo tiempo, Argentina juega más suelto y con varias llegadas. En el minuto 57, Rodrigo De Paul, presiona al arquero australiano Ryan, la pelota queda boyando y aparece como una luz, el atento y certero Julián Álvarez que define colocando la pelota suavemente como con un guante.
Argentina siguió manejando el partido. Con algunas llegadas claras, como una corrida de Messi por el medio eludiendo rivales y que luego fue controlado por un defensor amarillo. Hasta llegar al minuto 76, donde se produce el descuento australiano, de un rebote que produjo Otamendi en una situación de ataque del rival, la pelota queda los pies de Goodwin, que patea y su trayectoria y se direcciona hacia el arco y se convierte en el descuento.
Después de varias llegadas de Argentina sin definición, para conseguir el tercer gol, en el minuto 7, del alargue después de los 90 cumplidos, el arquero Dibu Martínez, salva con una mano, un tiro a quemarropa con una atajada fenomenal. Así termina el partido y ahora esperamos a Países Bajos el viernes a las 16 horas, para tratar de pasar a las semifinales. Paso a paso, sin prisa y sin pausa, seguimos avanzando.
Las palabras de Lionel Scaloni transmiten la actualidad del equipo argentino: “Está bueno que todo el mundo entienda que la dificultad es máxima. Hoy nos encontramos con un rival muy difícil. Estos jugadores se sienten identificados con la gente, y la gente con el equipo. Estos chicos están hechos para competir al máximo nivel, nacieron para jugar estos tipos de partidos”. Lo que sigue, continúa siendo: “a ganar o a volverse”.
Por Francisco Grillo