Juntos somos fuertes, confrontados…decadentes
Coronavirus: En un mundo azotado por la pandemia más importante en, por lo menos un siglo, las naciones han abordado la prevención y el tratamiento de maneras diferentes. Por un lado, Estados Unidos, Brasil y México, piensan que los efectos del coronavirus podrán ser controlados y les cuesta mucho tomar medidas para frenar la economía. El resto, entre los cuales está ubicada Argentina, están convencidos que el aislamiento es el medio más apto para combatir la propagación exponencial del virus.
Mientras, Donald Trump anuncia que cuando pase la Semana Santa impulsará la economía y se reducirán las restricciones por el coronavirus, Jair Bolsonaro discute firmemente con unos pocos gobernadores para no dejar que la economía se caiga. Casualmente los presidentes de Brasil y EE.UU. tuvieron una reunión el siete de marzo donde seguramente habrán coordinado el plan de acción sobre este tema. El mexicano López Obrador minimiza totalmente el contagio por contacto e incita a sus ciudadanos a salir a comer afuera y pasear. Lo contrario de quedarse en casa. Podemos mencionar a China como los que impusieron las medidas más rigurosas y lograron estabilizar el crecimiento de los casos. Se podría decir que han obtenido el éxito de contener al virus, siendo unos de los países con mayor cantidad de afectados. También es cierto que la autoridad del gobierno chino es casi absoluta sobre su pueblo. Europa muestra un abordaje disciplinado por parte de Alemania e Inglaterra, muy cerca de ellos, Francia y muy complicados España e Italia. Argentina, tuvo la ventaja que a esta parte del mundo el virus llegó más tarde e importado de los viajeros procedentes de los países de riesgo. Tuvimos un poco más de tiempo para evaluar y se tomaron las medidas restrictivas en un punto adecuado del proceso de instalación del virus. Con muy pocos casos, el 20 de marzo se registraban 128 y 3 muertes. En España e Italia comenzaron cuando ya estaban infectadas entre 10 y 12 mil personas. Por uno u otro camino, las naciones enfrentan primero el problema de disminuir todo lo posible la propagación de las contaminados por el virus, parar los contagios y encontrar la forma de inmunizarse frente al Covid-19. Es necesario reducir las muertes por la acción de este virus, de la población mundial. Está tomando proporciones que pueden llegar a convertirse en una cifra demasiado importante. Se confirmó la continuidad del aislamiento hasta el 12 de abril. El último día de el primer ciclo de cuarentena arrojaba la cifra de 966 casos confirmados, de lo cuales fallecieron 26, con un 56% de afectados importados. Recordemos que en el inicio se registraban 128 casos y 3 muertes, todos importados El ser humano es la prioridad, y más allá de todo objetivo comercial. Tampoco puede soslayarse el tema económico porque la caída de él nos conduce al empobrecimiento y ese es un estado en que el ser humano pierde las condiciones básicas de contención en la salud y la subsistencia. Habrá que definir el plan de acción para que se actúe en contra de la propagación del virus y en la medida justa de equilibrio, tratar por todos los medios posibles de continuar con el funcionamiento de la economía de la sociedad y las empresas tratando de lograr los menores contactos posibles entre los trabajadores. Agregando más turnos de producción para concentrar menos personas en cada uno. Incentivar y concientizar a la mayor cantidad de gente posible por el trabajo, la educación y los trámites a distancia. También las compras no presenciales es una salida interesante para evitar al máximo los contactos entre las personas y tener una actividad laboral, aunque sea minimizada para seguir procurando el sustento personal y el mantenimiento de la actividad productiva en todos los órdenes para defender los salarios y a las empresas y servicios que ocupan al trabajador. El Estado argentino afrontó la defensa de los ciudadanos, en este tema de salud, con la toma de las decisiones que los expertos consideraron las más adecuadas. También actuaron en forma compartida y consensuada con los miembros de la oposición. Es una madurez pocas veces alcanzada por nuestros dirigentes. Es loable que, ante la importancia de los hechos, los argentinos pudimos unirnos y darle batalla al enemigo. Todos juntos, como corresponde a los hijos de una misma bandera. La unión de los argentinos. Es lamentable que tuvimos que necesitar pasar por una situación tan complicada como ésta para darnos cuenta que juntos somos fuertes, confrontados, decadentes. Es de reconocer también que se ha convocado a los especialistas más importantes en los temas de salud, para que loas que decisiones a tomar, sean las más acertadas. El Estado, en casos como este, debe mostrar autoridad, capacidad de consensuar y fortaleza para aplicar las acciones más convenientes. Lo está haciendo. Decretar la cuarentena, acudir en ayuda de los que ha dejado de percibir su salario por el aislamiento al trabajar de manera autónoma o carecer de una ocupación fija. Para esto, el Gobierno debe ser fuerte y capaz de acordar con todos los espacios, la implementación, entre todos, de una Política de Estado real a futuro para mejorar el sistema de salud y tener las previsiones necesarias para atender crisis como esta. Es el camino soñado y reclamado por muchos argentinos que imaginan un país donde se pueda dejar de lado los odios y divisiones para dedicarnos, todos juntos, gobierne quien gobierne, en hacerle bien a los argentinos. La mejor forma de lograrlo es juntarnos para darle amor a esta patria y a sus ciudadanos. Así se construye. Así se crece y se desarrolla. Así se obtiene el bienestar para todos. Generar trabajo para ocupar a los desempleados y capacitar a la población para que los que tienen bajos salarios puedan escalar socialmente. Optimizar el cuidado de los argentinos mejorando los sistemas de salud, educación y justicia. Debemos volver a empezar. Reconstruir este país. De las crisis suelen aparecer las oportunidades. Está en nosotros decidir tomarlas o no.
Ante la importancia de los hechos, los argentinos pudimos unirnos y darle batalla al enemigo
Por Francisco Grillo