Es un hecho incontrastable que la situación de los alquileres es de suma complejidad. Es evidente que la ley vigente no es la solución para los problemas que surgen de los contratos de alquiler. En realidad, es otro de los muchos efectos nocivos de la escalada de la inflación. Superando el 104% interanual no hay manera de convivir con esa realidad.
Más que una nueva ley es necesario bajar la inflación. Esa es la madre de todas las batallas. No hay forma de dictar una normativa que contemple, por igual, las necesidades de propietarios e inquilinos. Los primeros deben sostener la renta de su patrimonio y los segundos, tienen la prioridad de alquilar una vivienda para su familia. Pero no hay bolsillos con la cantidad de pesos que se puedan bancar los constantes aumentos generados por la espiral inflacionaria. Es hora de que los argentinos estemos todos juntos.
No hay otra forma de salir de esta trampa mortal en la que nos sumerge la inestabilidad económica. Terminemos con las rencillas domésticas entre los adversarios y hasta, esto es lo peor, entre los propios. Así no vamos a salir hacia adelante. El salto se debe dar hacia la unión de todos porque estamos por caer al precipicio. Atentos a esto. No nos quedan muchas alternativas. Estamos quemando todos los cartuchos. Volviendo al tema de los alquileres. Horacio Rodríguez Larreta anunció en una conferencia de prensa, realizada en la Comuna 12, el día viernes 14 de abril, una serie de medidas para aliviar el peso de los efectos inflacionarios sobre los alquileres.
No son soluciones definitivas, pero sirven, en el mientras tanto, para acercar algunas alternativas para aligerar la carga que pesa sobre las dos partes. Son incentivos que pueden ayudar a sobrellevar la situación, mientras se cambia la ley o mejor, mientras se cambia al país, cortando la inflación. La problemática encarada por Larreta, abarca la necesidad de la falta de ofertas de inmuebles en alquiler y cuando se encuentra uno posible, no se puede pagar. En ese sentido, declaró: “Quiero que todos puedan decidir sobre su futuro sin estar a la deriva por un mercado inmobiliario que está explotado. Entre el costo del alquiler más los gastos, las expensas y los servicios no hay laburo que alcance en este contexto de inflación descontrolada. El sentimiento de resignación es muy grande”.
Está convencido que la ley debe ser derogada y trabajar en proyectos de un sistema que regule la relación entre propietarios e inquilinos, sin perjudicar a ninguna de las partes. Estableciendo una serie de incentivos y beneficios para satisfacer, en alguna medida, las prioridades de ambas. Pero el tema principal pasa por la inestabilidad económica. También se refirió a ese tema: “El precio de los alquileres es uno más de los problemas que genera una macroeconomía descontrolada. En este caso se agrava por una ley que no resolvió ningún problema y los empeoró todos”. En ese aspecto, remarcamos desde nuestra opinión, que no hay ley que aguante este nivel inflacionario.
Han sido contempladas una serie de medidas, con el desarrollo de programas para ayudar a sobrellevar los costos del alquiler. Incluyen descuentos de hasta el 70% en los seguros de caución. Líneas de créditos simples con cuotas accesibles para afrontar los gastos iniciales de un nuevo alquiler: mes de adelanto, depósito y mudanza. Para los propietarios, se ofrecen créditos para reparar sus propiedades vacías y ponerlas en condiciones de alquilarlas. También para los inquilinos que quieran modificar algunas de las viviendas alquiladas. Otras de las propuestas, apuntan a incentivar a los propietarios con exención impositiva sobre los ingresos brutos. Es una forma de ayudarlos a que mantengan la renta de sus bienes, sin subir tanto los costos de alquiler como marca el proceso inflacionario.
Esa diferencia, sería el aporte del beneficio impositivo por parte de la Ciudad. El tope de la exención subirá de los actuales $ 75.000 a $ 220.000. Hasta ahora correspondía para una segunda unidad, se amplió a tres unidades. Estarán eximidos de pagar el ABL y el impuesto inmobiliario para los contratos por hasta 36 meses, o en su defecto, por lo que dure el contrato. Existirá un tope en cuanto al valor fiscal y al valor del alquiler. Además, la Ciudad impulsará al sector privado incentivando la construcción de viviendas en algunas zonas estratégicas.
En realidad, todas son alternativas que actúan como paliativos para convencer al propietario que aumente por debajo de la inflación para que el inquilino pueda alcanzar a pagar el contrato. Todo sirve y es mejor que nada, pero cuando en los bolsillos de los inquilinos, entran menos pesos que los que un alquiler demanda, se les hace muy difícil. Por supuesto que con estas medidas, va a resultar un poco más fácil alquilar una vivienda. Por Francisco Grillo