Coronavirus
Pasados los dos meses de cuarentena nos encontramos en la previa de la definición de cómo se pasa a la quinta fase para algunos y a la cuarta en el caso de la ciudad y provincia de Buenos Aires. El teorema a resolver es si “entre la economía y la salud es posible un punto medio”.
Atención que esto no solamente está aconteciendo dentro de nuestras fronteras. Es lo que debe resolver la humanidad. Porque afecta a todo el mundo. Muchas cosas cambiaran después de la pandemia. Nos afectará a todos. Es como después de una guerra mundial que involucró a todos los países. La situación es crítica. Por supuesto, cada una de las naciones tiene su conflicto particular y diferente. Hay algunas que la pandemia las encontró en pleno desarrollo y con las reservas cargadas. Otras, como a la nuestra, la sorprendió tratando de resolver sus deudas y desajuste sociales, económicos, laborales, entre otros. Ahora, en plena emergencia sanitaria, tenemos que pelear en los dos frentes. La economía y la pandemia.
Hay regiones en las que el virus llegó antes que a nosotros. Pasaron toda la etapa de curvas de contagio hasta llegar al aplanamiento. En algunos se produjo el rebrote en otros no. Todo depende de cómo se manejen los controles y tratamientos, además que en el virus se han producido mutaciones de cepas con características propias de cada lugar. Eso se manifiesta en distintos comportamientos según el lugar geográfico. Condicionado por clima, recursos para utilizar, el perfil de los habitantes, la impronta de sus líderes, el grado de respuesta de la población y se podría seguir con muchos más ejemplos. Cada maestrito con su librito.
Nada es definitivo sobre el COVID-19. O por lo menos, poco, Se aprende en la medida que se avanza en el conocimiento de la enfermedad. Prueba y error. Demasiado riesgo para las vidas humanas. Los métodos empleados fueron distintos. Pero todavía no hay definiciones sobre cuál es el más conveniente. En Argentina se comenzó por el buen camino. Como a esta región, el virus, nos llegó un par de meses después, nos permitió otear al resto desde el balcón y aprender de sus errores y virtudes. Nos fue bastante bien. El tema es que el cuerpo de científicos que asesora al presidente, los especialistas en las pandemias, planearon ir planificando las cuarentenas por etapas y analizando la forma que la curva iba ascendiendo. Por suerte o no, nadie está seguro, se fue desarrollando muy lento. Estaba diagnosticado alcanzar el pico para el 18 de abril, más o menos. Pero se fue corriendo el arco cada quince días y todavía no se alcanzó el tope. Esto ocurre porque hay pocos casos infectados o porque no se los encuentra al no realizar una mayor cantidad de testeos. Si fuera así va a expandirse en silencio. Por otro lado, se opina que, si no fueron detectados y existían, se hubieran producido más muertes por el coronavirus. Es posible que así sea.
También es cierto que incrementando los testeos se evitaría más contagios y se los iría controlando antes de su expansión. Es complejo, cada uno lo piensa de distinta manera. Ahora la ecuación nos conduce a que estamos del lado de preservar la vida. Pero, ¿es posible seguir con una masa muy grande de actividades y trabajadores que están paralizadas? Del Estado se destinan algunos recursos para ayudar, pero no son suficientes. La situación afecta a muchas personas que ven cómo se van desplomando sus empresas, comercios o lugares de trabajo junto con sus patrimonios. La pendiente es contundente. ¿Es necesario, en este punto, optar por uno u otro camino? La respuesta puede ser, tal vez. Si fuera posible elegir el camino de la vida. Pero, ¿hasta cuándo? Formula la pregunta la voz interior que habita en nuestros cuerpos. ¿Cuál es el fondo del pozo? Es difícil determinarlo. Entonces, en el terremoto de ideas que fluyen en el cofre de nuestra máquina de pensar, surge una afirmación o un desafío por responder. Nos brota así de espontáneo: “entre la economía y la salud es posible un punto medio”. Como afirmación. Si alguien lo supiera, que fácil sería. La frase debería ser un interrogante. ¿Entre la economía y la salud es posible un punto medio?
Claro, en toda negociación entre partes o debate de ideas, cuando es imposible el acuerdo, es inteligente buscar el acercamiento. Ceder cada uno un poco para ganar otro poco cada uno. Hay que buscar entre todos, la manera de encontrar, en cada actividad, el protocolo para que proteja en forma individual y colectiva a la sociedad en general. Al regular por actividad cubriendo la mayoría de los contactos entre las personas, se puede disminuir, al máximo, el riesgo de expansión del virus. También a mayor circulación, mayor contagio. Habría que controlar la cantidad de gente que pueda transitar ida y vuelta a su lugar de empleo dividiendo en turnos los horarios de trabajo tanto en la atención al público como en los espacios cerrados. Hay que hilar muy finito. Demanda tiempo de análisis y gente que este capacitada para armar estos programas. Que participen los mejores de cada espacio sin distinción de banderías sectorizadas.
Esto es La Argentina. En esto estamos todos juntos. Es prioridad absoluta. No hay lugar para delirios ideológicos. Prohibido ejercer la política en época de guerra. Está en juego la vida de los argentinos. El que no esté a la altura de las circunstancias que se abstenga y se dedique a jugar a las bolitas hasta que crezca. Estamos en peligro de muerte. Terminemos con las pavadas Poco a poco se puede empezar a poner en marcha las actividades de todo tipo. Lentamente y con los cuidados determinados por los expertos y que respondan a un plan bien estudiado. Tengamos en cuenta que el tiempo de resolver la pandemia no será corto. Para que las vacunas estén terminadas y que hayan cumplido el tiempo necesario de experimentación de acuerdo a los protocolos y que resulte efectiva, seguramente ocurrirá para del próximo año Mientras tenemos que resolver como seguimos. Empecemos ya ha demostrar que, entre la economía y la salud es posible un punto medio.
Por Francisco Grillo